Con motivo de la Cuaresma y por segundo año consecutivo, el Papa Francisco se retira junto a la Curia Romana a la localidad italiana de Ariccia para pasar unos días en la Casa Divino Maestro, lugar cuya historia está estrechamente ligada a los ejercicios espirituales.
Este lugar de meditación situado en el área de “Castelli Romani”, Diócesis de Albano (Roma), está rodeado de 12 hectáreas de bosque que la convierten en un lugar privilegiado para el retiro.
“Aquí se viene para rezar juntos, para retomar fuerzas y vigor en torno a los pilares de la fe”, explica a la revista italiana Famiglia Cristiana el superior general de la Sociedad San Pablo, P. Silvio Sassi.
“La decisión del Papa nos consuela y para nosotros es un don de la Providencia en el año del centenario que recuerda la fundación de nuestra congregación”, añade el P. Sassi recordando a Don Giacomo Alberione, el sacerdote italiano que en 1914 inició la aventura de fundar los Paulinos, sacerdotes y laicos comunicadores del Evangelio.
Además, el bosque que envuelve la casa permite dos recorridos de meditación, con esculturas de mármol que ilustran las estaciones del Vía Crucis y los misterios del Rosario.
El edificio es la única casa religiosa de la zona y solo acoge retiros espirituales. Fue fundada hace 55 años por voluntad de Don Alberione con el título de “Divino Maestro”, el nombre con el que la familia paulina llama a Jesús: “Toda ella está destinada a la reconciliación y la santificación de nuestras almas, a repensar y actualizar los ministerios y los apostolados”, explica el P. Sassi.
Esta descripción resume la elección del Papa Francisco y el sentido de los ejercicios espirituales, una práctica iniciada por San Ignacio de Loyola, el fundador de la Compañía de Jesús, la orden en la que se formó el Santo Padre.
Los ejercicios del Papa Francisco comenzaron el 22 de febrero. Junto a la Curia Romana, también dedican un tiempo a preparar el alma para Dios los miembros de la Guardia Suiza. El 27 de febrero todos regresarán al Vaticano.
La casa también es frecuentada por los miembros de numerosas congregaciones religiosas masculinas y femeninas, así como por el actual predicador de la Casa Pontificia, el sacerdote italiano Raniero Cantalamessa, y el secretario del Consejo de Cardenales, Mons. Marcello Semeraro, quien también es el Obispo de Albano.
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