sábado, 28 de febrero de 2015

Papa Francisco: cuando el dinero es un ídolo arruina y condena al hombre

Al recibir hoy en audiencia a los miembros de la Confederación de Cooperativas Italianas, el Papa Francisco alentó su trabajo a favor del bien común y advirtió que cuando el dinero es un ídolo arruina y condena al hombre.
El Santo Padre destacó que “no es fácil hablar de dinero. Dijo Basilio el Grande, Padre de la Iglesia del siglo IV, citado por San Francisco de Asís, que ‘el dinero es el estiércol del diablo’. Lo repite ahora también el Papa: ‘el dinero es el estiércol del diablo!’”.
Cuando el dinero se convierte en un ídolo, controla las decisiones del hombre. Y luego arruina al hombre y lo condena. Hace que sea un sirviente. El dinero en el servicio de la vida puede ser manejado de la manera correcta por la cooperativa, pero si es una cooperativa auténtica, real, donde no controla el capital a los hombres, sino los hombres sobre el capital”.
Francisco aseguró que “las cooperativas desafían todo, desafiando incluso las matemáticas, ¡porque en una cooperativa uno más uno es igual a tres! Y en una cooperativa, un fracaso es medio fracaso. ¡Esa es la belleza de las cooperativas!”.
El Santo Padre destacó que las cooperativas “son en primer lugar la memoria viva de un gran tesoro de la Iglesia italiana. De hecho, sabemos que en el origen del movimiento cooperativo italiano, muchas cooperativas agrícolas y de crédito, en el siglo XIX, fueron sabiamente fundadas y promovidas por sacerdotes y pastores”.
“En varias diócesis italianas todavía utilizan la cooperación como un remedio eficaz para el problema del desempleo y de las diferentes formas de desventaja social”.
El Papa lamentó que “hoy en día es una regla, no digamos normal, habitual ... pero tan a menudo se ve: ‘¿Usted busca un empleo? Venga, venga a esta empresa’. 11 horas, 10 horas, 600 euros. ‘¿Te gusta? ¿No? Vete a tu casa’”.
“¿Qué hacer en este mundo que funciona así? Porque hay una cola, la cola de personas que buscan trabajo: si no te gusta, a ese otro le gustará. Y el hambre, el hambre hace que aceptemos lo que nos da, el trabajo en negro ... yo podría preguntar, por ejemplo, al personal de la casa: ¿Cuántos hombres y mujeres que trabajan en el servicio doméstico tienen los ahorros sociales para la pensión?
Todo esto es bien conocido. La Iglesia siempre ha reconocido, apreciado y alentado la experiencia cooperativa”.
Francisco señaló a los miembros de cooperativas presentes que es una “misión real” contemporánea “encontrar imaginación creativa para hallar formas, métodos, actitudes y herramientas para combatir la ‘cultura del descarte’, lo que ahora vivimos, la ‘cultura del derroche’ cultivada por los poderes que rigen las políticas económicas y financieras mundo globalizado, donde el centro es el dios dinero”.
“Globalizar la solidaridad - ¡esto se debe globalizar, la solidaridad! - hoy en día significa pensar en el aumento vertiginoso del desempleo, las incesantes lágrimas de los pobres, la necesidad de reanudar el desarrollo que es el progreso real de la persona que necesita ciertamente de ingresos, ¡pero no sólo de ingresos!”.
El Santo Padre señaló que se debe pensar “en las necesidades de salud, que los sistemas de bienestar tradicional ya no son capaces de cumplir; en las necesidades apremiantes de la solidaridad, poniendo de nuevo, al centro de la economía mundial, la dignidad de la persona humana”.
Ante esto, Francisco alentó a las cooperativas a “seguir siendo el motor que levanta y desarrolla la parte más débil de nuestras comunidades locales y la sociedad civil”.
El Papa también los animó a “ser activos protagonistas para lograr nuevas soluciones de bienestar, particularmente en salud, una zona sensible, donde tanta gente pobre ya no encuentran respuestas adecuadas a sus necesidades”.
“¡La caridad es un regalo! ¡No es un simple gesto para calmar el corazón, es un regalo! ¡Cuando hago la caridad me dono a mí mismo! Si no soy capaz de donarme, eso no es caridad. Un regalo sin el cual no se puede entrar en la casa de los que sufren”.
Francisco alentó a las cooperativas a continuar combatiendo y contrarrestando “las falsas cooperativas, las que prostituyen el nombre de la cooperativa, es decir de una realidad muy buena, para engañar a la gente con fines de lucro antónimos a los de la cooperación verdadera y genuina”.
“Hacen bien”, les reiteró, pues las falsas cooperativas “toman una fachada honrada y persiguen en su lugar propósitos deshonestos e inmorales, a menudo dirigidos a la explotación del trabajo, o la manipulación del mercado, e incluso al tráfico escandaloso de la corrupción y es una vergüenza y grave mentira que absolutamente no se puede aceptar”.
“¡Luchen contra esto! Pero, ¿cómo luchar? ¿Con solo palabras? ¿Con ideas? Luchen con la cooperación justa, la verdadera, la que siempre vence”.
Al culminar su discurso, el Papa Francisco alentó a los miembros de cooperativas a “caminar junto con todos los hombres de buena voluntad”.
“Esto también es una vocación cristiana, un llamado a todos los cristianos. Los valores cristianos no son solo para nosotros, ¡son para compartir! Y compartirlos con los demás, con los que no piensan como nosotros, pero que quieren las mismas cosas que queremos”.
“Vayan adelante, ¡ánimo! Sean creativos, ‘poetas’, ¡Adelante!”, concluyó.

viernes, 27 de febrero de 2015

Papa Francisco concluyo con sus ejercicios espirituales

El Papa Francisco culminó este viernes por la mañana los Ejercicios Espirituales iniciados el domingo 22 junto a la Curia Romana, y pidió al Señor que haga crecer las semillas sembradas por el P. Bruno Secondin durante sus predicaciones, cuyo tema fue “Servidores y profetas del Dios vivo”.
''En nombre de todos y también mío quiero dar las gracias al padre y agradecerle su trabajo con nosotros. ¡No es fácil dar Ejercicios a los sacerdotes! Somos algo complicados, pero usted ha logrado sembrar. ¡Que el Señor haga que crezcan las semillas que nos ha dado!”
“Y espero que todos salgamos de aquí con un trocito de la capa de Elías, en la mano y en el corazón. ¡Gracias, padre!”, expresó el Santo Padre al final de la predicación del sacerdote carmelita.

miércoles, 25 de febrero de 2015

Papa Francisco nombra tres obispos en Brasil

La Santa Sede informó que el Papa Francisco nombró nuevos obispos para las diócesis brasileñas de Luz, Tres Lagos y Campo Grande, uno de ellos nacido en Polonia.
El Vaticano indicó que el nuevo Obispo de Luz es el P. José Aristeu Vieira, nacido en 1952 en Rio Vermelho (Brasil). Fue ordenado sacerdote en 1979 y ha ejercido, entre otros, el cargo de párroco, director espiritual y profesor de seminario, coordinador de la Pastoral Vocacional, administrador parroquial. Actualmente era párroco de la Inmaculada Concepción en Buritizeiro (Brasil).
La Diócesis de Luz tiene 494.000 habitantes, de los cuales 397.000 son católicos. Tiene 75 sacerdotes y 47 religiosos.
Por su parte, el nuevo Obispo de Tres Lagos es el P. Luiz Gonçalves Knupp. Nació en 1967 en Maringá (Brasil) y fue ordenado sacerdote en 1999. En su ministerio pastoral ha sido, entre otros, administrador parroquial, párroco, director espiritual de seminarios. Actualmente era párroco de Nuestra Señora de Fátima en Marialva.
La Diócesis de Tres Lagos tiene 252.000 habitantes, de los cuales 190.000 son católicos. Tiene 17 sacerdotes, 54 religiosos y 12 diáconos permanentes.
Además, el Papa nombró al P. Janusz Danecki, OFM Conv, como Obispo auxiliar de Campo Grande. Nació en 1951 en Sochaczew (Polonia), pronunció los votos solemnes en 1975 y fue ordenado sacerdote en 1977.
En su ministerio sacerdotal, ha sido, entre otros párroco en Niepokalanov y Lodz (Polonia) y como misionero en Brasil, formador de postulantes, superior de comunidad, director nacional de la Milicia de la Inmaculada, párroco, rector del seminario franciscano en Brasilia, guardián de convento, vicario provincial. Actualmente era párroco de Nuestra Señora de Fátima en Juruá.
La Diócesis de Campo Grande tiene 913.096 habitantes, de los cuales 543.292 son católicos. Tiene 106 sacerdotes, 280 religiosos y tres diáconos permanentes.

martes, 24 de febrero de 2015

La casa que el Papa Francisco eligió para su retiro espiritual

Con motivo de la Cuaresma y por segundo año consecutivo, el Papa Francisco se retira junto a la Curia Romana a la localidad italiana de Ariccia para pasar unos días en la Casa Divino Maestro, lugar cuya historia está estrechamente ligada a los ejercicios espirituales.
Este lugar de meditación situado en el área de “Castelli Romani”, Diócesis de Albano (Roma), está rodeado de 12 hectáreas de bosque que la convierten en un lugar privilegiado para el retiro.
“Aquí se viene para rezar juntos, para retomar fuerzas y vigor en torno a los pilares de la fe”, explica a la revista italiana Famiglia Cristiana el superior general de la Sociedad San Pablo, P. Silvio Sassi.
“La decisión del Papa nos consuela y para nosotros es un don de la Providencia en el año del centenario que recuerda la fundación de nuestra congregación”, añade el P. Sassi recordando a Don Giacomo Alberione, el sacerdote italiano que en 1914 inició la aventura de fundar los Paulinos, sacerdotes y laicos comunicadores del Evangelio.
Además, el bosque que envuelve la casa permite dos recorridos de meditación, con esculturas de mármol que ilustran las estaciones del Vía Crucis y los misterios del Rosario.
El edificio es la única casa religiosa de la zona y solo acoge retiros espirituales. Fue fundada hace 55 años por voluntad de Don Alberione con el título de “Divino Maestro”, el nombre con el que la familia paulina llama a Jesús: “Toda ella está destinada a la reconciliación y la santificación de nuestras almas, a repensar y actualizar los ministerios y los apostolados”, explica el P. Sassi.
Esta descripción resume la elección del Papa Francisco y el sentido de los ejercicios espirituales, una práctica iniciada por San Ignacio de Loyola, el fundador de la Compañía de Jesús, la orden en la que se formó el Santo Padre.
Los ejercicios del Papa Francisco comenzaron el 22 de febrero. Junto a la Curia Romana, también dedican un tiempo a preparar el alma para Dios los miembros de la Guardia Suiza. El 27 de febrero todos regresarán al Vaticano.
La casa también es frecuentada por los miembros de numerosas congregaciones religiosas masculinas y femeninas, así como por el actual predicador de la Casa Pontificia, el sacerdote italiano Raniero Cantalamessa, y el secretario del Consejo de Cardenales, Mons. Marcello Semeraro, quien también es el Obispo de Albano.

domingo, 22 de febrero de 2015

Papa Francisco sobre la Cuaresma, “tiempo de lucha espiritual”

Al presidir el rezo del Ángelus hoy, Primer Domingo de Cuaresma, el Papa Francisco destacó que estos 40 días son “un tiempo de lucha espiritual contra el espíritu del mal”.
Por ello, el Papa dio como consejo “leer cada día el Evangelio”.
“Cada día leer el Evangelio, meditarlo un poquito, diez minutos; y llevarlo también siempre con nosotros: en el bolsillo, en la cartera. Tener siempre el Evangelio a mano”
El Santo Padre señaló que “el desierto cuaresmal nos ayuda a decir no a la mundanidad, a los ‘ídolos’, nos ayuda a hacer elecciones valientes conformes al Evangelio y a reforzar la solidaridad con los hermanos”.
Citado por Radio Vaticano, Francisco recordó que “el miércoles pasado, con el rito de las Cenizas, ha comenzado la Cuaresma y hoy es el primer domingo de este tiempo litúrgico que se refiere a los cuarenta días transcurridos por Jesús en el desierto, después del bautismo en el río Jordán”.
“Es una prueba de la cual el Señor sale victorioso y que lo prepara a anunciar el Evangelio del Reino de Dios. Él, en aquellos cuarenta días de soledad, enfrentó a Satanás ‘cuerpo a cuerpo’, desenmascaró sus tentaciones y lo venció. Y en Él hemos vencido todos, pero nos toca a nosotros proteger en nuestro cotidiano esta victoria”.
El Santo Padre destacó que “la Iglesia nos hace recordar tal misterio al comienzo de la Cuaresma, porque ello nos da la perspectiva y el sentido de este tiempo, que es tiempo de lucha – en la Cuaresma se debe luchar – un tiempo de lucha espiritual contra el espíritu del mal”.
“Y mientras atravesamos el ‘desierto’ cuaresmal, tenemos la mirada dirigida hacia la Pascua, que es la victoria definitiva de Jesús contra el Maligno, contra el pecado y contra la muerte. He aquí entonces el significado de este primer domingo de Cuaresma: volver decididamente al camino de Jesús, el camino que conduce a la vida. Mirar a Jesús, qué ha hecho Jesús e ir con Él”.
Francisco subrayó que “este camino de Jesús pasa a través del desierto. El desierto es el lugar en el cual se puede escuchar la palabra de Dios y la voz del tentador”.
“En el rumor, en la confusión, esto no se puede hacer; se escuchan solo las voces superficiales. En cambio, en el desierto, podemos bajar en profundidad, donde se juega verdaderamente nuestro destino, la vida o la muerte”.
“¿Y cómo escuchamos la voz de Dios? La escuchamos en su Palabra. Por esto es importante conocer las Escrituras, porque de otra manera no sabemos responder a las insidias del Maligno”.
El Papa alentó a entrar en el desierto “sin miedo, porque no estamos solos: estamos con Jesús, con el Padre y con el Espíritu Santo”.
“Es más, como fue para Jesús, es precisamente el Espíritu Santo que nos guía en el camino cuaresmal, aquel mismo Espíritu descendido sobre Jesús y que nos ha sido donado en el Bautismo”.
El Santo Padre subrayó que “la Cuaresma, por lo tanto, es un tiempo propicio que debe conducirnos a tomar siempre más conciencia de cuánto el Espíritu Santo, recibido en el Bautismo, ha obrado y puede obrar en nosotros”.
“Al final del itinerario cuaresmal, en la Vigilia Pascual, podremos renovar con mayor conciencia la alianza bautismal y los compromisos que de ella derivan”.
Francisco expresó su deseo de que “la Virgen Santa, modelo de docilidad al Espíritu, nos ayude a dejarnos conducir por Él, que quiere hacer de cada uno de nosotros una ‘nueva criatura’”.
El Papa recordó además que hoy comienzan los Ejercicios Espirituales de la Curia Romana, en los que él participará, y los confió a la Virgen María.
“A Ella confío en particular, esta semana de Ejercicios Espirituales que iniciará esta tarde y en la cual tomaré parte junto con mis colaboradores de la Curia Romana.  Recen para que en este ‘desierto’ que son los Ejercicios podamos escuchar la voz de Jesús y también corregir tantos defectos que todos nosotros tenemos, y hacer frente a las tentaciones que cada día nos atacan”.
“Les pido, por lo tanto, que nos acompañen con su oración”, concluyó.

sábado, 21 de febrero de 2015

El Papa Francisco llama a mafiosos a la conversión

El Papa Francisco recibió hoy a los fieles de la diócesis italiana de Cassano all'Jonio, en la región de Calabria, donde tiene importante presencia la mafia italiana N'dranghetta. En su mensaje, el Santo Padre alentó a los miembros de organizaciones criminales a convertirse y abrir sus corazones a Dios.
Francisco, que visitó la región el 21 de junio de 2014, señaló hoy a los asistentes que “el recuerdo de la visita a su comunidad diocesana está todavía vivo en mi corazón: las reuniones con los presos, los enfermos, con los sacerdotes, religiosos, seminaristas”.
“El Señor les ayude a caminar siempre juntos, en las parroquias y asociaciones, guiadas por el Obispo y los sacerdotes. Ayudará a ser comunidades de acogida, para acompañar a Cristo a cuantos están luchando para ver su presencia que salva”.
El Santo Padre reafirmó “un pensamiento que he sugerido durante mi visita: los que aman a Jesús, que oye y acoge la Palabra y que viven en una forma sincera a la llamada del Señor, no pueden de ninguna manera entregarse las obras del mal. ¡O Jesús o el mal! Jesús no invitó a los demonios de la cena: se alejaban, porque eran malos. ¡O Jesús o el mal!”.
“No se pueden decirse cristianos y atentar contra la dignidad de las personas; los que pertenecen a la comunidad cristiana no pueden programar y consumar los gestos de violencia contra los demás y contra el medio ambiente”.
Francisco advirtió que si los actos externos “de religiosidad no se acompañan de la conversión real y pública no son suficientes para ser considerados en la comunión con Cristo y su Iglesia”.
“Para aquellos que han elegido el camino del mal y están afiliados a organizaciones criminales renuevo la apremiante invitación a la conversión. ¡Abran su corazón al Señor! ¡Abran su corazón al Señor!”.
El Santo Padre aseguró a los miembros de grupos criminales que “el Señor está esperando y la Iglesia da la bienvenida, como pública fue su elección para servir al mal, clara y pública también será su voluntad de servir al bien”.
Francisco también alentó a los fieles de Cassano a “preservar y transmitir en todo su esplendor para las generaciones futuras”, pues “la belleza de su tierra es un don de Dios y un patrimonio”.
“Debe ser el compromiso valiente de todos, a partir de las instituciones, de modo que que no esté marcado irremediablemente por intereses mezquinos”, dijo.
El Papa también destacó la labor de la Comunidad Emmanuel, “ejemplo de la aceptación y el compartir con los más débiles”.
“Jóvenes devastado por las drogas encontraron en ustedes y en sus estructuras el ‘buen samaritano’ que supo inclinarse sobre sus heridas y fue capaz de ungir con el bálsamo de cercanía y afecto. ¿Cuántas familias han encontrado en ustedes la ayuda que necesita para volver a la esperanza de la suerte de sus hijos? La Iglesia está agradecida por este servicio”.
El Santo Padre subrayó que “¡nuestro tiempo tiene una gran necesidad de esperanza! A los jóvenes no se les puede impedir esperar. ¡Los jóvenes tienen que esperar!”.
“Para los que viven la experiencia del dolor y el sufrimiento debe ofrecerse signos concretos de esperanza. Realidades y asociaciones sociales, así como las personas que trabajan en la hostelería y el compartir, son generadores de esperanza. Por lo tanto, insto a sus comunidades cristianas a ser protagonistas de la solidaridad, de no detenerse frente a aquellos que, por intereses mezquinos, siembran el egoísmo, la violencia y la injusticia”.
El Papa alentó a los fieles: “¡Opónganse a la cultura de la muerte y sean testigos del Evangelio de la Vida! La luz de la Palabra de Dios y el apoyo del Espíritu Santo nos ayudará a mirar con nuevos ojos y disponibles a las muchas nuevas formas de pobreza que ponen en la desesperación a muchos jóvenes y familias”.
Al finalizar, el Papa invocó “la protección de María, a la que veneran con los títulos de Nuestra Señora de la Cadena y de Nuestra Señora del Castillo” para los fieles de Cassano all'Jonio, y les dio su bendición.

viernes, 20 de febrero de 2015

¿Cómo será tu Cuaresma? El Papa Francisco te da algunos consejos

El Papa Francisco habló en la homilía de la Misa de Santa Marta de este viernes sobre la misión a la que son llamados los cristianos, sobre todo en el tiempo de Cuaresma: amar al prójimo y apartar los egoísmos. Hizo además, una fuerte llamada a tratar bien a los empleados y velar por sus necesidades.
Comentó la primera lectura del profeta Isaías en la que el pueblo se lamenta porque no atiende a sus ayunos. Para el Señor, “no es ayuno, no comer carne” para después “litigar y explotar a los trabajadores”, afirmó. Y en esto se entiende por qué Jesús condena a los fariseos, que tenían “muchas observancias, pero son la verdad del corazón”.
El Papa indicó que el ayuno verdadero es el de liberar a los oprimidos, vestir a los desnudos y hacer justicia. Éste “es el ayuno que no es solamente externo, una observancia externa, sino un ayuno que es un ayuno que viene del corazón”.
“En las tablas de la ley se encuentra la ley hacia Dios y la ley hacia el prójimo y todos y las dos van juntos”, aseguró.
“Yo no puedo decir: 'Pero, no, yo cumplo los tres mandamientos primeros... y los otros más o menos'. No, si tú no haces éstos, ese no puedes hacerlo y si tú haces ese, debes hacer esto otro. Van unidos: el amor a Dios y el amor al prójimo son una unidad y si quieres hacer penitencia, real no formal, debes hacerla delante de Dios y también con tu hermano, con el prójimo”.
El Papa afirmó también que se puede tener mucha fe, pero “si no haces obras, está muerta, de qué sirve”.
Y al que va a Misa todos los domingos y comulga se le puede preguntar: “¿Cómo es tu relación con tus empleados?, ¿le pagas en negro?, ¿les pagas el salario justo?, ¿también para cotizar para la jubilación?, ¿y para asegurar la salud?”.
“Cuántos, cuántos hombres y mujeres de fe, tienen fe pero dividen las tablas de la ley: 'Sí, sí yo hago esto'. ¿Pero das limosna? 'Sí, sí, siempre envío una asignación a la Iglesia'. 'Ah, está bien. Pero a tu Iglesia, a tu casa, con aquellos que dependen de ti, sean hijos, sean nietos, sean los empleados. ¿Eres generoso?, ¿eres justo?”, se preguntó.
“No puedes ofrecer cosas a la Iglesia en los hombros de la injusticia que haces con tus empleados. Este es un pecado gravísimo: es usar a Dios para cubrir la injusticia”.
En este sentido, el Pontífice añadió que esto “es lo que el profeta Isaías en nombre del Señor nos hace entender: no es un buen cristiano el que no hace justicia con las personas que dependen de él”.
Y tampoco es un buen cristiano “el que no se desprende de algo necesario para él y se lo da a otros que tiene necesidad”.
Precisamente, la Cuaresma “es esto, es doble, a Dios y al prójimo: es decir, es real, no es una formalidad. No es no comer carne solamente el viernes, hacer alguna cosita, y después hacer crecer el egoísmo, la explotación del prójimo, la ignorancia a los pobres”.
Comentando que hay personas que no tienen cubiertas algunas necesidades, como una buena relación con un hospital para que les atiendan rápido, el Pontífice continuó explicando el sentido de este tiempo litúrgico. Advirtió que hay gente en Roma que vive así y que la Cuaresma sirve “para pensar en ellos: ¿Qué puedo hacer por los niños, por los ancianos, que no tienen la posibilidad de ser visitados por un médico?”.
¿Cómo será tu Cuaresma?, preguntó a los fieles que le acompañaban en la Misa. “Gracia a Dios yo tengo una familia que cumple los mandamientos, no tenemos problemas...”. “Pero, ¿en esta Cuaresma hay en tu corazón lugar para aquellos que no han cumplido los mandamientos?, ¿para aquellos que se han equivocado y están en la cárcel?”.
“'Con esta gente yo no....'. 'Pero él está en la cárcel’. Si tú no estás en la cárcel es porque el Señor te ha ayudado a no caer. ¿En tu corazón los encarcelados tienen un lugar? ¿Rezas por ellos, para que el Señor les ayude a cambiar la vida
?'”.
Finalmente el Papa Francisco pidió al Señor que “acompañe nuestro camino cuaresmal para que la observancia exterior corresponda con una profunda renovación del Espíritu”.

jueves, 19 de febrero de 2015

Mala noticia

A la gente que siempre nos lee, y que era nuestra amiga en la red social Facebook, queremos contarles que alguien nos denuncio por perfil falso y lamentablemente nos bloquearon la cuenta, una lastima porque ya eramos mas de 2800 amigos que seguiamos a Francisco desde esa red, ya estamos armando el nuevo espacio, esta vez con mis datos para que no peligre, pero a la vez armamos la pagina y el grupo como para asegurarnos que si el dia de mañana nos vuelve a suceder, estaremos en contacto atravez del grupo y de la pagina de facebook, les dejamos nuestro link para que nos agreguen y que luego recomienden a sus amigos que tambien quieran junto a nosotros, seguir a Francisco, muchas gracias.

Papa Francisco: "Hermano" y "hermana" son palabras que el cristianismo ama mucho

“Tener a un hermano, una hermana que te quiere es una experiencia fuerte, impagable, insustituible”, remarcó el Papa Francisco en la mañana del miércoles durante la Audiencia General, quien recordó que los cristianos “van al encuentro de los pobres y débiles no para obedecer un programa ideológico, sino porque la palabra y el ejemplo del Señor nos dice que todos somos hermanos”.
Después de hablar sobre la madre, el padre y los hijos, el Pontífice aprovechó la audiencia pública del miércoles para explicar la importancia que tienen los hermanos en la familia y en la sociedad. “'Hermano' y 'hermana' son palabras que el cristianismo ama mucho” y “gracias a la experiencia familiar, son palabras que todas las cultura y todas las épocas entienden”, afirmó.
Haciendo un repaso en “la historia del pueblo de Dios, que recibe su revelación en la vivencia de la experiencia humana”, subrayó que también “el salmista canta la belleza de la relación fraterna y dice: '¡Qué bueno y agradables que los hermanos vivan unidos!'”.
“Esto es verdad. La hermandad es bella. Jesucristo ha llevado a su plenitud también esta experiencia humana de ser hermanos y hermanas, asumiéndola en el amor trinitario y potenciándola de tal manera que vaya mucho más allá de los lazos del parentesco y pueda superar todos los muros de la extrañeza”, señaló.
Cuando la relación entre los hermanos se arruina, “se abre el camino a experiencia dolorosas de conflicto, de traición, de odio”. Como ocurrió en el caso de Caín y Abel, que “constituye el ejemplo de este resultado negativo” y que continúa repitiéndose en cada generación y época, dijo el Papa.
“La pregunta de Dios a Caín: '¿Dónde está tu hermano?' no cesa de resonar a lo largo de la historia”, reconoció.
La relación de fraternidad que se forma en la familia entre los hijos “se produce en un clima de educación en la apertura a los otros, es la gran escuela de libertad y de paz”. Y “quizás, no siempre somos conscientes, pero ¡es la propia familia la que introduce la fraternidad en el mundo!”.
En esta experiencia “nutrida de los afectos y de la educación familiar”, la fraternidad “se irradia como una promesa sobre toda la sociedad y sobre las relaciones entre los pueblos”.
De esta manera, “la bendición que Dios, en Jesucristo, derrama sobre estos lazos de fraternidad, lo dilata de una manera inimaginable, haciéndolo capaz de traspasar toda diferencia entre naciones, de lengua, de culturas e incluso de religiones”.
“La historia ha demostrado suficientemente, por otra parte, que también la libertad y la igualdad, sin fraternidad, pueden llenarse de individualismo y de conformismo, incluso de intereses”.
En este sentido, “la fraternidad en la familia resplandece de modo especial cuando vemos el cuidado, la paciencia, el afecto con el que se rodea al hermanito y la hermanita más débil, enfermo, o que tiene alguna dificultad. Los hermanos y hermanas que hacen esto son muchísimos, en todo el mundo, y quizás no apreciamos lo suficiente su generosidad”, dijo Francisco.
Y “del mismo modo sucede para la fraternidad cristiana”. “Los más pequeños, los más pobres deben enternecernos: tienen el 'derecho'  de tomarnos el alma y el corazón”.
Cuando así ocurre, “cuando los pobres están como en casa, nuestra misma fraternidad cristiana recobra vida. Los cristianos, en efecto, van al encuentro de los pobres y débiles no para obedecer un programa ideológico, sino porque la palabra y el ejemplo del Señor nos dice que todos somos hermanos”.
Y éste “es el principio del amor de Dios y de toda justicia entre los hombres”.
En este punto, el Papa pidió rezar en silencio por los propios hermanos y hermanas y después subrayó que “hoy más que nunca es necesario volver a llevar la fraternidad al centro de nuestra sociedad tecnocrática y burocrática: entonces la libertad y la igualdad tomaran su justa entonación”.
Por último, Francisco pidió “no privar” a “nuestras familias por temor o por miedo, de la belleza de una amplia experiencia fraterna de hijos e hijas” y además, “no perdamos nuestra confianza en la amplitud de horizontes que la fe es capaz de traer de esta experiencia, iluminada por la bendición de Dios”.
Después de realizar los saludos en diferentes idiomas, el Papa Francisco habló en italiano sobre el tiempo de Cuaresma que comienza este miércoles. “Es un tiempo favorable para intensificar su vida espiritual: que la práctica del ayuno les sea de ayuda, queridos jóvenes, para obtener el dominio de ustedes mismos; que la oración sea para ustedes, queridos enfermos, el medio para confiar a Dios sus sufrimientos y sentir su presencia amorosa; y que las obras de misericordia los ayuden, queridos esposos, a vivir vuestra existencia conyugal abriéndola a la necesidad de los hermanos”.

miércoles, 18 de febrero de 2015

Papa Francisco: celebración de la Eucaristía y de la imposición de la ceniza

El Señor no se cansa nunca de tener misericordia de cada persona y ofrece una vez más su perdón. Es la idea base que guió la homilía del Papa Francisco en la celebración de la Eucaristía y de la imposición de la ceniza, que aludió también a los hipócritas y su incapacidad para llorar.
Comienza el tiempo de Cuaresma y, como es tradición, el Papa Francisco acudió a primera hora de la tarde del miércoles a la celebración de la imposición de la ceniza. Antes, el Santo Padre visitó la Iglesia de San Anselmo en el monte Aventino, en Roma, donde tuvo un momento de oración, seguida de la procesión penitencial hacia la Basílica de Santa Sabina.
“El Señor no se cansa nunca de tener misericordia de nosotros, y quiere ofrecernos todavía, una vez más, su perdón, invitándonos a volver a Él con un corazón nuevo, purificado del mal, para tomar parte de su alegría", afirmó el Pontífice.
Pero, “¿cómo acoger esta invitación?', preguntó. “Nos lo sugiere San Pablo en la segunda lectura de hoy: 'Les suplicamos en nombre de Cristo: déjense reconciliar con Dios'”.
“Saben hermanos -ha dicho improvisando- que los hipócritas no saben llorar, han olvidado cómo se llora. No piden el don de las lágrimas”.
Sobre el “esfuerzo de conversión” señaló que “no es solamente una obra humana. La reconciliación entre nosotros y Dios es posible gracias a la misericordia del Padre que, por amor hacia nosotros, no ha vacilado en sacrificar a su Hijo unigénito”.
El Papa explicó en este punto que “Cristo, que era justo y no tenía pecado, por nosotros fue hecho pecado cuando sobre la cruz cargó con nuestros pecados, y así nos ha rescatado y justificado ante Dios. 'En Él' nosotros podemos transformarnos en justos, en Él podemos cambiar, si acogemos la gracia de Dios y no dejamos pasar en vano el 'momento favorable'”.
Por lo que respecta a “volver al Señor 'con todo el corazón'”, afirmó que “significa tomar el camino de una conversión no superficial y transitoria, sino más bien un itinerario espiritual que lleva a lo más íntimo de nuestra persona”.
En este sentido, “el corazón, en efecto, es la sede de nuestros sentimientos, el centro en el que maduran nuestras decisiones y nuestras actitudes”.
Pero esta llamada a la conversión no es sólo individual, sino que “se extiende a la toda la comunidad, es una llamada dirigida a todos”.
El Pontífice, en la homilía que pronunció antes de la imposición de la ceniza, explicó que “como pueblo de Dios comenzamos hoy el camino de la Cuaresma, tiempo en el que buscamos unirnos más estrechamente al Señor Jesucristo, para compartir el misterio de su pasión y de su resurrección”.
Sobre la celebración del Miércoles de Ceniza, el Papa indicó que la liturgia propone ante todo “el pasaje del Profeta Joel, enviado por Dios a llamar al pueblo a la penitencia y a la conversión, a causa de una calamidad (una invasión de langostas) que devasta Judea”.
“Solo el Señor puede salvar del flagelo y necesita que se le suplique con la oración y el ayuno, confesando el propio pecado”, a la vez que el profeta llama a la conversión.
“El profeta habita sobre todo en la oración de los sacerdotes, haciendo observar que va acompañada de lágrimas. Nos hará bien pedir, al inicio de esta Cuaresma, el don de las lágrimas, para que nuestra oración y nuestro camino de conversión sean cada vez más auténticos y no sean hipócritas”.
“Nos hará bien hacernos la pregunta: '¿Yo lloro?, ¿el Papa llora?, ¿los cardenales lloran?, ¿Los obispos lloran?, ¿los sacerdotes lloran?, ¿los consagrados lloran?'. El llanto en la oración”, dijo improvisando.
Comentando el Evangelio proclamado de San Mateo, Francisco aludió a las tres obras de piedad “previstas por la ley mosaica: la limosna, la oración y el ayuno”. “En el transcurso del tiempo, estas prescripciones fueron destruidas por el formalismo exterior, incluso habían cambiado en un signo de superioridad social”.
“Jesús pone en evidencia una tentación común en estas tres obras, que se pueden resumir en la de la propia hipocresía (la nombra tres veces): ‘Estén atentos a no practicar su justicia delante de los hombres para ser bien admirados por ellos... Cuando hagan limosna, no toquen la trompeta ante ustedes, como hacen los hipócritas.... Cuando oren, no sean igual que los hipócritas, que... aman rezar de pie, para ser vistos por la gente... Y cuando ayunen, no se conviertan en personas melancólicas como los hipócritas”.
El Papa aseguró que “cuando se hace algo bueno, casi instintivamente nace en nosotros el deseo de ser estimados y admirados para este buena acción, para obtener una satisfacción”. “Jesús invita a cumplir estas obras sin ostentación, y a confiar únicamente en la recompensa del Padre 'que ven en lo secreto'”, agregó.
Para concluir, el Santo Padre pidió a María Inmaculada que “sostenga nuestro combate espiritual contra el pecado” y “nos acompañe en este momento favorable, para que podamos llegar a cantar juntos la alegría de la victoria en la Pascua
 de Resurrección”.

Mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de la Juventud 2015

“Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios”, es el título del mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de la Juventud 2015, que se celebra el 29 de marzo, Domingo de Ramos, y en el que llama a los jóvenes a rebelarse contra la cultura que banaliza el amor y lo reduce a lo sexual, demostrando que son capaces de asumir compromisos para siempre.
“Queridos jóvenes, ‘en la cultura de lo provisional, de lo relativo, muchos predican que lo importante es disfrutar el momento, que no vale la pena comprometerse para toda la vida, hacer opciones definitivas, para siempre, porque no se sabe lo que pasará mañana. Yo, en cambio, les pido que sean revolucionarios, les pido que vayan contracorriente; sí, en esto les pido que se rebelen contra esta cultura de lo provisional’ (…). Yo tengo confianza en ustedes, jóvenes, y pido por ustedes. Atrévanse a ‘ir contracorriente’. Y atrévanse también a ser felices”, expresó en el mensaje firmado el 30 de enero, memoria de San Juan Bosco.
Francisco también recordó la figura de San Juan Pablo II, quien hace 30 años instituyó las JMJ, para que “interceda por nuestra peregrinación a su querida Cracovia” en el 2016.
A continuación el mensaje completo:
«Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios» (Mt 5,8)
Queridos jóvenes:
Seguimos avanzando en nuestra peregrinación espiritual a Cracovia, donde tendrá lugar la próxima edición internacional de la Jornada Mundial de la Juventud, en julio de 2016. Como guía en nuestro camino, hemos elegido el texto evangélico de las Bienaventuranzas. El año pasado reflexionamos sobre la bienaventuranza de los pobres de espíritu, situándola en el contexto más amplio del “sermón de la montaña”. Descubrimos el significado revolucionario de las Bienaventuranzas y el fuerte llamamiento de Jesús a lanzarnos decididamente a la aventura de la búsqueda de la felicidad. Este año reflexionaremos sobre la sexta Bienaventuranza: «Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios» (Mt 5,8).
1. El deseo de felicidad
La palabra bienaventurados (felices), aparece nueve veces en esta primera gran predicación de Jesús (cf. Mt 5,1-12). Es como un estribillo que nos recuerda la llamada del Señor a recorrer con Él un camino que, a pesar de todas las dificultades, conduce a la verdadera felicidad.
Queridos jóvenes, todas las personas de todos los tiempos y de cualquier edad buscan la felicidad. Dios ha puesto en el corazón del hombre y de la mujer un profundo anhelo de felicidad, de plenitud. ¿No notáis que vuestros corazones están inquietos y en continua búsqueda de un bien que pueda saciar su sed de infinito?
Los primeros capítulos del libro del Génesis nos presentan la espléndida bienaventuranza a la que estamos llamados y que consiste en la comunión perfecta con Dios, con los otros, con la naturaleza, con nosotros mismos. El libre acceso a Dios, a su presencia e intimidad, formaba parte de su proyecto sobre la humanidad desde los orígenes y hacía que la luz divina permease de verdad y trasparencia todas las relaciones humanas. En este estado de pureza original, no había “máscaras”, subterfugios, ni motivos para esconderse unos de otros. Todo era limpio y claro.
Cuando el hombre y la mujer ceden a la tentación y rompen la relación de comunión y confianza con Dios, el pecado entra en la historia humana (cf. Gn 3). Las consecuencias se hacen notar enseguida en las relaciones consigo mismos, de los unos con los otros, con la naturaleza. Y son dramáticas. La pureza de los orígenes queda como contaminada. Desde ese momento, el acceso directo a la presencia de Dios ya no es posible. Aparece la tendencia a esconderse, el hombre y la mujer tienen que cubrir su desnudez. Sin la luz que proviene de la visión del Señor, ven la realidad que los rodea de manera distorsionada, miope. La “brújula” interior que los guiaba en la búsqueda de la felicidad pierde su punto de orientación y la tentación del poder, del tener y el deseo del placer a toda costa los lleva al abismo de la tristeza y de la angustia.
En los Salmos encontramos el grito de la humanidad que, desde lo hondo de su alma, clama a Dios: «¿Quién nos hará ver la dicha si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?» (Sal 4,7). El Padre, en su bondad infinita, responde a esta súplica enviando a su Hijo. En Jesús, Dios asume un rostro humano. Con su encarnación, vida, muerte y resurrección, nos redime del pecado y nos descubre nuevos horizontes, impensables hasta entonces.
Y así, en Cristo, queridos jóvenes, encontrarán el pleno cumplimiento de sus sueños de bondad y felicidad. Sólo Él puede satisfacer sus expectativas, muchas veces frustradas por las falsas promesas mundanas. Como dijo san Juan Pablo II: «Es Él la belleza que tanto les atrae; es Él quien les provoca con esa sed de radicalidad que no les permite dejarse llevar del conformismo; es Él quien les empuja a dejar las máscaras que falsean la vida; es Él quien les lee en el corazón las decisiones más auténticas que otros querrían sofocar. Es Jesús el que suscita en ustedes el deseo de hacer de su vida algo grande» (Vigilia de oración en Tor Vergata, 19 agosto 2000).
2. Bienaventurados los limpios de corazón…
Ahora intentemos profundizar en por qué esta bienaventuranza pasa a través de la pureza del corazón. Antes que nada, hay que comprender el significado bíblico de la palabra corazón. Para la cultura semita el corazón es el centro de los sentimientos, de los pensamientos y de las intenciones de la persona humana. Si la Biblia nos enseña que Dios no mira las apariencias, sino al corazón (cf. 1 Sam 16,7), también podríamos decir que es desde nuestro corazón desde donde podemos ver a Dios. Esto es así porque nuestro corazón concentra al ser humano en su totalidad y unidad de cuerpo y alma, su capacidad de amar y ser amado.
En cuanto a la definición de limpio, la palabra griega utilizada por el evangelista Mateo es katharos, que significa fundamentalmente puro, libre de sustancias contaminantes. En el Evangelio, vemos que Jesús rechaza una determinada concepción de pureza ritual ligada a la exterioridad, que prohíbe el contacto con cosas y personas (entre ellas, los leprosos y los extranjeros) consideradas impuras. A los fariseos que, como otros muchos judíos de entonces, no comían sin haber hecho las abluciones y observaban muchas tradiciones sobre la limpieza de los objetos, Jesús les dijo categóricamente: «Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad» (Mc 7,15.21-22).
Por tanto, ¿en qué consiste la felicidad que sale de un corazón puro? Por la lista que hace Jesús de los males que vuelven al hombre impuro, vemos que se trata sobre todo de algo que tiene que ver con el campo de nuestras relaciones. Cada uno tiene que aprender a descubrir lo que puede “contaminar” su corazón, formarse una conciencia recta y sensible, capaz de «discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que agrada, lo perfecto» (Rm 12,2). Si hemos de estar atentos y cuidar adecuadamente la creación, para que el aire, el agua, los alimentos no estén contaminados, mucho más tenemos que cuidar la pureza de lo más precioso que tenemos: nuestros corazones y nuestras relaciones. Esta “ecología humana” nos ayudará a respirar el aire puro que proviene de las cosas bellas, del amor verdadero, de la santidad.
Una vez les pregunté: ¿Dónde está su tesoro? ¿en qué descansa su corazón? (cf. Entrevista con algunos jóvenes de Bélgica, 31 marzo 2014). Sí, nuestros corazones pueden apegarse a tesoros verdaderos o falsos, en los que pueden encontrar auténtico reposo o adormecerse, haciéndose perezosos e insensibles. El bien más precioso que podemos tener en la vida es nuestra relación con Dios. ¿Lo creen así de verdad? ¿Son conscientes del valor inestimable que tienen a los ojos de Dios? ¿Saben que Él los valora y los ama incondicionalmente? Cuando esta convicción desaparece, el ser humano se convierte en un enigma incomprensible, porque precisamente lo que da sentido a nuestra vida es sabernos amados incondicionalmente por Dios. ¿Recuerdan el diálogo de Jesús con el joven rico (cf. Mc 10,17-22)? El evangelista Marcos dice que Jesús lo miró con cariño (cf. v. 21), y después lo invitó a seguirle para encontrar el verdadero tesoro. Les deseo, queridos jóvenes, que esta mirada de Cristo, llena de amor, les acompañe durante toda su vida.
Durante la juventud, emerge la gran riqueza afectiva que hay en sus corazones, el deseo profundo de un amor verdadero, maravilloso, grande. ¡Cuánta energía hay en esta capacidad de amar y ser amado! No permitan que este valor tan precioso sea falseado, destruido o menoscabado. Esto sucede cuando nuestras relaciones están marcadas por la instrumentalización del prójimo para los propios fines egoístas, en ocasiones como mero objeto de placer. El corazón queda herido y triste tras esas experiencias negativas. Se lo ruego: no tengan miedo al amor verdadero, aquel que nos enseña Jesús y que San Pablo describe así: «El amor es paciente, afable; no tiene envidia; no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites. El amor no pasa nunca» (1 Co 13,4-8).
Al mismo tiempo que les invito a descubrir la belleza de la vocación humana al amor, les pido que se rebelen contra esa tendencia tan extendida de banalizar el amor, sobre todo cuando se intenta reducirlo solamente al aspecto sexual, privándolo así de sus características esenciales de belleza, comunión, fidelidad y responsabilidad. Queridos jóvenes, «en la cultura de lo provisional, de lo relativo, muchos predican que lo importante es “disfrutar” el momento, que no vale la pena comprometerse para toda la vida, hacer opciones definitivas, “para siempre”, porque no se sabe lo que pasará mañana. Yo, en cambio, les pido que sean revolucionarios, les pido que vayan contracorriente; sí, en esto les pido que se rebelen contra esta cultura de lo provisional, que, en el fondo, cree que ustedes no son capaces de asumir responsabilidades, cree que ustedes no son capaces de amar verdaderamente. Yo tengo confianza en ustedes, jóvenes, y pido por ustedes. Atrévanse a “ir contracorriente”. Y atrévanse también a ser felices» (Encuentro con los voluntarios de la JMJ de Río de Janeiro, 28 julio 2013).
Ustedes, jóvenes, son expertos exploradores. Si se deciden a descubrir  el rico magisterio de la Iglesia en este campo, verán que el cristianismo no consiste en una serie de prohibiciones que apagan sus ansias de felicidad, sino en un proyecto de vida capaz de atraer nuestros corazones.
3. ... porque verán a Dios
En el corazón de todo hombre y mujer, resuena continuamente la invitación del Señor: «Busquen mi rostro» (Sal 27,8). Al mismo tiempo, tenemos que confrontarnos siempre con nuestra pobre condición de pecadores. Es lo que leemos, por ejemplo, en el Libro de los Salmos: «¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en el recinto sacro? El hombre de manos inocentes y puro corazón» (Sal 24,3-4). Pero no tengamos miedo ni nos desanimemos: en la Biblia y en la historia de cada uno de nosotros vemos que Dios siempre da el primer paso. Él es quien nos purifica para que seamos dignos de estar en su presencia.
El profeta Isaías, cuando recibió la llamada del Señor para que hablase en su nombre, se asustó: «¡Ay de mí, estoy perdido, pues soy un hombre de labios impuros!» (Is 6,5). Pero el Señor lo purificó por medio de un ángel que le tocó la boca y le dijo: «Ha desaparecido tu culpa, está perdonado tu pecado» (v. 7). En el Nuevo Testamento, cuando Jesús llamó a sus primeros discípulos en el lago de Genesaret y realizó el prodigio de la pesca milagrosa, Simón Pedro se echó a sus pies diciendo: «Apártate de mí, Señor, que soy un pecador» (Lc 5,8). La respuesta no se hizo esperar: «No temas; desde ahora serás pescador de hombres» (v. 10). Y cuando uno de los discípulos de Jesús le preguntó: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta», el Maestro respondió: «Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre» (Jn 14,8-9).
La invitación del Señor a encontrarse con Él se dirige a cada uno de ustedes, en cualquier lugar o situación en que se encuentre. Basta «tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso. No hay razón para que alguien piense que esta invitación no es para él » (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 3). Todos somos pecadores, necesitados de ser purificados por el Señor. Pero basta dar un pequeño paso hacia Jesús para descubrir que Él nos espera siempre con los brazos abiertos, sobre todo en el Sacramento de la Reconciliación, ocasión privilegiada para encontrar la misericordia divina que purifica y recrea nuestros corazones.
Sí, queridos jóvenes, el Señor quiere encontrarse con nosotros, quiere dejarnos “ver” su rostro. Me preguntarán: “Pero, ¿cómo?”. También Santa Teresa de Ávila, que nació hace ahora precisamente 500 años en España, desde pequeña decía a sus padres: «Quiero ver a Dios». Después descubrió el camino de la oración, que describió como «tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama» (Libro de la vida, 8, 5). Por eso, les pregunto: ¿rezan? ¿saben que pueden hablar con Jesús, con el Padre, con el Espíritu Santo, como se habla con un amigo? Y no un amigo cualquiera, sino el mejor amigo, el amigo de más confianza. Prueben a hacerlo, con sencillez. Descubrirán lo que un campesino de Ars decía a su santo Cura: Cuando estoy rezando ante el Sagrario, «yo le miro y Él me mira» (Catecismo de la Iglesia Católica, 2715).
También les invito a encontrarse con el Señor leyendo frecuentemente la Sagrada Escritura. Si no están acostumbrados todavía, comiencen por los Evangelios. Lean cada día un pasaje. Dejen que la Palabra de Dios hable a sus corazones, que sea luz para sus pasos (cf. Sal 119,105). Descubran que se puede “ver” a Dios también en el rostro de los hermanos, especialmente de los más olvidados: los pobres, los hambrientos, los sedientos, los extranjeros, los encarcelados (cf. Mt 25,31-46). ¿Han tenido alguna experiencia? Queridos jóvenes, para entrar en la lógica del Reino de Dios es necesario reconocerse pobre con los pobres. Un corazón puro es necesariamente también un corazón despojado, que sabe abajarse y compartir la vida con los más necesitados.
El encuentro con Dios en la oración, mediante la lectura de la Biblia y en la vida fraterna les ayudará a conocer mejor al Señor y a ustedes mismos. Como les sucedió a los discípulos de Emaús (cf. Lc 24,13-35), la voz de Jesús hará arder su corazón y les abrirá los ojos para reconocer su presencia en la historia personal de cada uno de ustedes, descubriendo así el proyecto de amor que tiene para sus vidas.
Algunos de ustedes sienten o sentirán la llamada del Señor al matrimonio, a formar una familia. Hoy muchos piensan que esta vocación está “pasada de moda”, pero no es verdad. Precisamente por eso, toda la Comunidad eclesial está viviendo un período especial de reflexión sobre la vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo. Además, les invito a considerar la llamada a la vida consagrada y al sacerdocio. Qué maravilla ver jóvenes que abrazan la vocación de entregarse plenamente a Cristo y al servicio de su Iglesia. Háganse la pregunta con corazón limpio y no tengan miedo a lo que Dios les pida. A partir de su “sí” a la llamada del Señor se convertirán en nuevas semillas de esperanza en la Iglesia y en la sociedad. No lo olviden: La voluntad de Dios es nuestra felicidad.
4. En camino a Cracovia
«Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios» (Mt 5,8). Queridos jóvenes, como ven, esta Bienaventuranza toca muy de cerca su vida y es una garantía de su felicidad. Por eso, se lo repito una vez más: atrévanse a ser felices.
Con la Jornada Mundial de la Juventud de este año comienza la última etapa del camino de preparación de la próxima gran cita mundial de los jóvenes en Cracovia, en 2016. Se cumplen ahora 30 años desde que san Juan Pablo II instituyó en la Iglesia las Jornadas Mundiales de la Juventud. Esta peregrinación juvenil a través de los continentes, bajo la guía del Sucesor de Pedro, ha sido verdaderamente una iniciativa providencial y profética. Demos gracias al Señor por los abundantes frutos que ha dado en la vida de muchos jóvenes en todo el mundo. Cuántos descubrimientos importantes, sobre todo el de Cristo Camino, Verdad y Vida, y de la Iglesia como una familia grande y acogedora. Cuántos cambios de vida, cuántas decisiones vocacionales han tenido lugar en estos encuentros. Que el santo Pontífice, Patrono de la JMJ, interceda por nuestra peregrinación a su querida Cracovia. Y que la mirada maternal de la Bienaventurada Virgen María, la llena de gracia, toda belleza y toda pureza, nos acompañe en este camino.
Vaticano, 31 de enero de 2015

lunes, 16 de febrero de 2015

Jesús “se presenta como aquel que combate y vence el mal donde lo encuentra”

Con “nuestro mal”, Dios “no viene a darnos una lección sobre el dolor; no viene tampoco a eliminar del mundo el sufrimiento y la muerte; viene más bien a tomar sobre sí el peso de nuestra condición humana, a llevarla hasta el fondo, para librarnos de modo radical y definitivo”, dijo el Papa Francisco este domingo, en sus palabras previas al rezo del Ángelus.
“Así Cristo combate los males y los sufrimientos del mundo: convirtiéndola en su carga y venciéndolas con las fuerza de la misericordia de Dios”.
Refiriéndose al Evangelio de este domingo en el que San Marcos relata el episodio en el que Jesús cura al leproso, el Pontífice comentó que “nos cuenta la acción de Jesús contra toda especie de mal, en beneficio de los que sufren en el cuerpo y en el espíritu: endemoniados, enfermos, pecadores”.
Este pasaje de la curación del leproso “nos dice que podemos ser verdaderos discípulos de Jesús, que estamos llamados a convertirnos, unidos a Él, instrumentos de su amor misericordioso, superando todo tipo de marginación”.
El Papa dijo que para ser “imitadores de Cristo frente a un pobre o enfermo no debemos tener miedo de mirarlo a los ojos y de acercarnos con ternura  y compasión”.
“He pedido a menudo, a las personas que ayudan a los otros, hacerlo mirándoles a los ojos, no tener miedo de tocarlos; que el gesto de ayuda sea también un gesto de comunicación: también nosotros tenemos necesidad de ser acogidos por ellos. Un gesto de ternura, un gesto de compasión”.
“Pero yo les pregunto: ustedes, cuando ayudan a los otros, ¿les miran a los ojos?, ¿les acogen sin miedo a tocarlos?, ¿les acogen con ternura? Piensen esto: ¿Cómo ayudan? ¿Desde la distancia o con ternura, con cercanía?”.
“Si el mal es contagioso, lo es también el bien”, por lo que “se necesita que abunde en nosotros, todavía más, el bien”.
Jesús “se presenta como aquel que combate y vence el mal donde lo encuentra”. Y en el Evangelio de este día “su lucha afronta un caso emblemático, porque el enfermo es un leproso. La lepra es una enfermedad contagiosa y despiadada, que desfigura a la persona, y que era un símbolo de impureza”.
“El leproso era marginado  de la comunidad civil y religiosa. Era como un muerto ambulante”, destacó el Papa.
Sobre el episodio de la curación, señaló tres breves momentos: la invocación del enfermo, la respuesta de Jesús, la consecuencia de la curación prodigiosa. 
El Papa llamó “oración humilde y  segura” a la petición de ayuda del leproso, a la que “Jesús responde con una actitud profunda de su alma: la compasión, que significa “sufrir con los otros”.
“El corazón de Cristo manifiesta la compasión paterna de Dios por aquél hombre, acercándose a él y tocándolo”, dijo Francisco para añadir: “La misericordia de Dios supera toda barrera y la mano de Jesús toca al leproso. Él no pone ninguna distancia de seguridad y no actúa delegando, sino que se expone directamente al contagio de nuestro mal; y así nuestro mal se convierte en el lugar del contacto: Él, Jesús, toma de nosotros la humanidad enferma y nosotros tomamos de Él su humanidad sana y que cura”.
Dirigiéndoles a los miles de fieles que escuchaban en la Plaza de San Pedro, el Papa explicó entonces que “el Señor Jesús nos ‘toca’ y nos dona su gracia”. “En este caso pensamos especialmente en el Sacramento de la Reconciliación, que nos cura de la lepra del pecado”.
Después de rezar el Ángelus, saludó de manera especial a los peregrinos llegados a Roma con ocasión del Consistorio para la creación de 20 nuevos cardenales
 que se celebró el fin de semana. En ese momento pidió a todos un fuerte aplaudo para ellos.
Saludó también a los fieles provenientes de España, Portugal, Eslovaquia y París, animándoles a ser testimonios alegres y valientes de Jesús.

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