El Papa Francisco reflexionó en su homilía de ayer en la Misa en la Casa Santa Marta sobre lo que debe hacer todo católico para obtener el perdón de Dios y en la necesidad de desterrar la hipocresía del corazón.
A su vez, el Papa pidió reflexionar en Cuaresma sobre “la invitación a la conversión, el don que nos dará el Señor y que es un gran perdón, y (también) en la trampa –hacer como que uno pretende convertirse– pero que toma el camino de la hipocresía”.
La lectura del Profeta Isaías que se proclamó en la celebración sirvió al Pontífice para explicar que lo que él mismo pide al pueblo es una invitación de Dios: “paren de hacer el mal, aprendan a hacer el bien”, defendiendo a los huérfanos y a las viudas, es decir, “a aquellos que nadie recuerda”, entre los que también se encuentran “los ancianos abandonados”, “los niños que no van a la escuela” y aquellos “que no saben santiguarse”.
“Entonces, ¿cómo puedo convertirme? '¡Aprendan a hacer el bien!'. La conversión. La suciedad del corazón no se elimina como se hace con una mancha: vamos a la tintorería y salimos limpios... Se quita con 'hacer': ir por un camino distinto, otra calle distinta a la del mal. '¡Aprended a hacer el bien!'”.
A continuación, Francisco respondió a la pregunta “¿Y cómo hago el bien?”. “¡Es sencillo! Busquen la justicia, socorran al oprimido, hagan justicia con el huérfano, defiendan la causa de la viuda'”.
“Háganles justicia a ellos, vayan donde están las llagas de la humanidad, donde existe tanto dolor... Y así, haciendo el bien, lavarás tu corazón”.
En este sentido, el Papa dijo: “Si tú haces esto, si tu vienes por este camino, al cual yo te invito -nos dice el Señor- 'también si vuestros pecados fuesen rojos como escarlata, se transformarán en blancos como la nieve'”.
“Es una exageración, el Señor exagera: ¡pero es la verdad!”. El Señor nos otorga el don de su perdón. El Señor perdona generosamente. 'Yo te perdono hasta aquí, después veremos lo demás...' ¡No, no! ¡El Señor perdona siempre todo! ¡Todo!, pero si quieres ser perdonado, debes comenzar el camino de hacer el bien. ¡Este es el don!'.
Sobre el Evangelio del día en el que Jesús advierte contra los que quieren siempre tener los primeros puestos, el Papa explicó que “todos somos astutos y siempre encontramos un camino que no es justo, para parecer más justos de aquello que pensamos: es el camino de la hipocresía”.
“Estos pretenden convertirse, pero su corazón es una mentira: ¡son mentirosos! Su corazón no pertenece al Señor; pertenece al padre de todas las mentiras: a Satanás”.
El Papa aseguró que “muchas veces Jesús prefería a los pecadores antes que a estos. ¿Por qué? Los pecadores decían la verdad sobre ellos mismos. '¡Aléjate de mi Señor que soy un pecador!': lo dijo Pedro, una vez. ¡Pero estos nunca dicen eso!”. En su lugar dicen: “Te doy gracias Señor porque no soy pecador, porque soy justo...”.
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